El CELAS Juvenil ya ha comenzado su andadura este fin de semana (del viernes 23 al domingo 25 de septiembre). Se trata de la Promoción 18ª, un grupo de 44 personas que, todos juntos, se han encontrado por primera vez en La Salle Siquén de Griñón.
Unas dinámicas de presentación inicial les llevó a conocerse y reconocerse entre ellos de manera externa. Un trabajo sobre la trama de su existencia les llevó a plantearse, con más hondura, su itinerario de vida, quiénes son y cuánto valen.
Profundizaron en la primera parte del itinerario del fundador, sus raíces, su vocación sacerdotal y cómo, atento siempre a las necesidades de su entorno y a lo que Dios quería decirle, su vida se fue transformando.
Los cuatro elementos clave que dinamizan un proyecto (actores, destinatarios y sus necesidades, finalidades y estructuras) les llevó a pensar en los proyectos en que ellos participan, viendo los tipos de desviaciones que se pueden producir cuando falla el dinamismo.
A través de una actividad de búsqueda e investigación, ampliaron sus conocimientos sobre lared de obras educativas lasalianas y el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Descubrieron que la espiritualidad para el camino se puede vivir y reconocer con los pies en el suelo, en el día a día, en la relación con las personas y en la manera de reaccionar ante los acontecimientos. Partiendo de una espiritualidad que puede englobar a todo ser humano, se avanzó hacia la espiritualidad confesional y se aterrizó en la espiritualidad cristiana, aquella donde el amor es un don y hay que vivirlo “en zapatillas”, es decir, amar en cristiano es servir.
Los animadores de estas diferentes charlas y dinámicas han sido los Hermanos José Ángel Arrizabalaga, Esteban de Vega y Lidia Rey.
También pudimos escuchar el testimonio deJosune Matxinandiarena e Iñigo Pastoriza de La Salle Donostia. Este verano han participado en un proyecto de voluntariado en la República Dominicana y escuchamos con atención lo que nos contaron de su experiencia.
El sábado comenzamos la jornada en la capilla con un tiempo de oración, en la que el relato del ciego Bartimeo nos ayudó a ponernos en camino. El domingo compartimos la Eucaristía con los Hermanos de la Residencia y las personas del pueblo que asisten a la misma.
Desde esta crónica queremos agradecer al grupo de la Promoción 18ª del CELAS Juvenil su saber estar, su escucha, receptividad y participación. Que este camino formativo que acaban de comenzar suponga siempre un avance en identidad lasaliana.
Lidia Rey Lillo