El lunes 24 de octubre fue un día muy emocionante para Raneem y Majd, a su llegada a Roma. En un modo muy diferente a la mayoría de recién casados que aterrizan en la capital italiana, ellos no vinieron de luna de miel sino para pedir asilo político. Después de un intrépido viaje que empezaba en Homs, en Siria, esta joven pareja ha tenido la suerte de finalizar en Italia. Al igual que miles de conciudadanos en su país, Raneem y Majd atravesaron las fronteras para escapar de una guerra civil que empezó en 2011 y que todavía hoy continua masacrando a su población.
Los Hermanos, durante la preparación de su llegada, han adaptado y amueblado dos espacios enfrente de la Casa Generalizia con el fin de que los nuevos migrantes se puedan alojar temporalmente.
Con una taza de té entre las manos, la pareja nos habló de sus primeras impresiones sobre las diferencias culturales entre Italia y Siria. También nos contaron que todavía no habían tenido tiempo de recorrer el centro de la ciudad, “aunque sí que habían tenido la oportunidad de visitar el Vaticano acompañados por dos Hermanos libaneses, los Hermanos Louis y Jean-Claude”. La pareja vivirá en el piso de la Casa Generalizia hasta que consigan un trabajo permanente y su situación se resuelva.
En Siria, antes de la guerra, Majd había estudiado análisis financiero en la universidad y Raneem estudió magisterio.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), 4,8 millones de personas han huido de Siria hacia países vecinos y 6,6 millones de personas han sido desplazadas dentro de las fronteras sirianas. Alrededor de un millón de migrantes y refugiados han pedido asilo en Europa.
Al otro lado de la entrada principal de la Casa Madre, también tuvimos tiempo de visitar el piso en el que han empezado a vivir Victorine y su hijo de 5 años, Amadou. Ellos también son refugiados, emigrados recientemente de Camerún y, en su caso, reciben apoyo de los Hermanos De La Salle así como del Programa Semiautónomo del Centro Astalli (filial italiana del Servicio Jesuita de Refugiados).
Joven y lleno de energía, Amadou parece muy contento en su nuevo y cómodo apartamento, que será su hogar durante el año escolar. A pesar de que, por ahora, Victorine recibe un pequeño apoyo de parte del Centro Astalli, espera poder conseguir su independencia económica durante los próximos meses.