La magia de Melchor, Gaspar y Baltasar

Cabalgata. Melchor, Baltasar y Gaspar, junto a sus tres pajes, saludan a los cientos de vecinos que se congregaron en Goikoplaza. /  FOTOS UNANUE

Los Reyes Magos cumplieron ayer los deseos de los niños de Andoain, tal como prometían el domingo en su visita a la localidad.

La de ayer fue una jornada de nerviosismo entre los pequeños, en la que hasta los más perezosos madrugaban para abrir los regalos y desayunar el típico roscón de reyes.

Melchor, Gaspar y Baltasar llegaban el domingo por la tarde acompañados de una gran comitiva de 180 personas en la que no faltaron los pajes, los cientos de antorcheros que se encargan de iluminar el recorrido desde el monte Goiburu hasta Goikoplaza, el belén viviente, ni tampoco un cargamento de regalos que transportaba un vehículo y que despertaba la curiosidad de los txikis.

La comitiva real inició su visita a Andoain en la residencia de ancianos San Juan Bautista. Durante su estancia charlaron con los residentes, entregaron regalos y se sacaron fotos junto a ellos. Finalizada esta visita se dirigieron al caserío Joanleitzaneaberri, en el monte Goiburu, desde donce iniciaban el descenso hasta la plaza Txitibar para seguidamente proseguir el recorrido por las calles de la localidad.La txaranga Gora Kale Txiki se encargaba de anunciar la llegada de la cabalgata con un repertorio musical de villancicos.

Cientos de vecinos se animaron a compartir estas horas junto a los Magos de Oriente, acompañándoles en su trayecto hasta Goikoplaza. Los niños tuvieron ocasión de subir a lomos de los caballos de su rey preferido y sacarse una foto. Para ello, La Salle Berrozpe, organizador de la cabalgata, había previsto varias paradas a lo largo del recorrido.

A su llegada a Goikoplaza y tras ser recibidos por miembros de la Corporación, saludaron desde el balcón del Ayuntamiento y se interesaron por saber si los niños y niñas andoaindarras se habían portado bien. Antes de despedirse tuvieron tiempo para ocupar su trono en los arkupes del Ayuntamiento y escuchar los deseos de los pequeños.