Este 3 de septiembre arranca oficialmente el nuevo curso 2018-2019, y, como cada año, afrontamos los próximos meses con la mayor de las ilusiones y preparados para los retos. Este curso el lema “Somos La Salle” marcará nuestro camino, un camino que nos lleva a celebrar el 300 aniversario del fallecimiento en Ruán (Francia) de nuestro fundador San Juan Bautista de La Salle. La fecha nos ofrece la mejor ocasión para celebrar la vida y dar un nuevo empuje a nuestro modo de ser y vivir como personas comprometidas con Jesús y con el carisma recibido a través de la figura de Juan Bautista y, tras él, por tantos y tantos Hermanos y lasalianos durante estas tres centurias.
Es un momento especial también para mirar y volvernos a dejar impresionar por la realidad, redescubriendo nuestras raíces de dónde arranca nuestro sentir “Somos La Salle”, además de reafirmar nuestra identidad y hablar de fidelidad a un proyecto que ha perdurado en el tiempo gracias al esfuerzo de todos los que formamos parte de la comunidad lasaliana, trabajando cada día para seguir traspasando las barreras del tiempo y el espacio, proyectándonos hacia el futuro, dibujando nuevas respuestas educativas para tantos niños y jóvenes, así como comunidades humanas, que tienen necesidades.
Celebramos los 300 años del nacimiento de una comunidad, con el convencimiento de que es necesario seguir trabajando para su continua recreación, apostando por comunidades fuertes, creadoras e innovadoras, que sean protagonistas y animadoras del proyecto y que sigan dotándolo de fuerza y futuro. No queremos olvidar, tampoco, que estos 300 años encierran un compromiso generoso de Hermanos y lasalianos para dar vida al proyecto de La Salle, que ha ido variando en la expresión, a la vez que se llenaba de vida y de creatividad, adaptándose al paso del tiempo gracias a las personas inmersas en él, que han sabido dejar huella en cada época. Hablamos de innovación, creatividad y capacidad para centrarse en las personas y sus necesidades, para responder cada día durante estos siglos a quienes más lo han requerido. Para lograrlo, el proyecto lasaliano no ha perdido de vista su fuente de inspiración: el Evangelio de Jesús, un pilar esencial para recorrer el camino y no detenerse ahora.
Todos “Somos La Salle”: Hermanos, asociados y lasalianos. Todos y cada uno de nosotros formamos parte de esta historia y nos sentimos protagonistas de su ayer, nuestro hoy y del futuro, siempre juntos y en asociación.
El curso también se verá tocado por la declaración en todo el Instituto de 2019 como año de las vocaciones lasalianas y como año jubilar lasaliano, un año para prestar atención a las riquezas de nuestra vocación y de las diferentes vocaciones; conocerlas para descubrir las formas diversas de responder a la misión y desarrollar una cultura vocacional en el seno de nuestras obras educativas y sociales. Hoy, como entonces para San Juan Bautista de La Salle, merece la pena este proyecto. Hoy, como entonces, “Somos La Salle: un corazón, un compromiso, una vida”.
Este 3 de septiembre arranca oficialmente el nuevo curso 2018-2019, y, como cada año, afrontamos los próximos meses con la mayor de las ilusiones y preparados para los retos. Este curso el lema “Somos La Salle” marcará nuestro camino, un camino que nos lleva a celebrar el 300 aniversario del fallecimiento en Ruán (Francia) de nuestro fundador San Juan Bautista de La Salle. La fecha nos ofrece la mejor ocasión para celebrar la vida y dar un nuevo empuje a nuestro modo de ser y vivir como personas comprometidas con Jesús y con el carisma recibido a través de la figura de Juan Bautista y, tras él, por tantos y tantos Hermanos y lasalianos durante estas tres centurias.
Es un momento especial también para mirar y volvernos a dejar impresionar por la realidad, redescubriendo nuestras raíces de dónde arranca nuestro sentir “Somos La Salle”, además de reafirmar nuestra identidad y hablar de fidelidad a un proyecto que ha perdurado en el tiempo gracias al esfuerzo de todos los que formamos parte de la comunidad lasaliana, trabajando cada día para seguir traspasando las barreras del tiempo y el espacio, proyectándonos hacia el futuro, dibujando nuevas respuestas educativas para tantos niños y jóvenes, así como comunidades humanas, que tienen necesidades.
Celebramos los 300 años del nacimiento de una comunidad, con el convencimiento de que es necesario seguir trabajando para su continua recreación, apostando por comunidades fuertes, creadoras e innovadoras, que sean protagonistas y animadoras del proyecto y que sigan dotándolo de fuerza y futuro. No queremos olvidar, tampoco, que estos 300 años encierran un compromiso generoso de Hermanos y lasalianos para dar vida al proyecto de La Salle, que ha ido variando en la expresión, a la vez que se llenaba de vida y de creatividad, adaptándose al paso del tiempo gracias a las personas inmersas en él, que han sabido dejar huella en cada época. Hablamos de innovación, creatividad y capacidad para centrarse en las personas y sus necesidades, para responder cada día durante estos siglos a quienes más lo han requerido. Para lograrlo, el proyecto lasaliano no ha perdido de vista su fuente de inspiración: el Evangelio de Jesús, un pilar esencial para recorrer el camino y no detenerse ahora.
Todos “Somos La Salle”: Hermanos, asociados y lasalianos. Todos y cada uno de nosotros formamos parte de esta historia y nos sentimos protagonistas de su ayer, nuestro hoy y del futuro, siempre juntos y en asociación.
El curso también se verá tocado por la declaración en todo el Instituto de 2019 como año de las vocaciones lasalianas y como año jubilar lasaliano, un año para prestar atención a las riquezas de nuestra vocación y de las diferentes vocaciones; conocerlas para descubrir las formas diversas de responder a la misión y desarrollar una cultura vocacional en el seno de nuestras obras educativas y sociales. Hoy, como entonces para San Juan Bautista de La Salle, merece la pena este proyecto. Hoy, como entonces, “Somos La Salle: un corazón, un compromiso, una vida”.